El Castro de Ulaca


El área que rodea el valle del río Adaja en la península Ibérica es testigo de una intensa actividad poblacional durante la Segunda Edad del Hierro. Entre los numerosos castros amurallados que destacan en esta región se encuentran el Castro de la Mesa de Miranda, el Castro de las Cogotas, el Castro de Sanchorreja y el imponente Castro de Ulaca. Estos asentamientos son emblemáticos de la cultura vetona, cuyos vestigios, como las esculturas de verracos, son característicos de la zona.

El reconocido arqueólogo español Juan Cabré Aguiló fue uno de los primeros en estudiar estas poblaciones en las décadas de 1920 y 1930. Sus investigaciones sentaron las bases para comprender la cultura de los vetones, que habitaban en estas regiones entre los siglos V y I a.C., antes de la conquista romana. Cabré también contribuyó significativamente a la comprensión de estas sociedades, particularmente a través de sus excavaciones en yacimientos de la zona.

El Castro de Ulaca se destaca por su estratégica ubicación en las parameras de la Sierra de Gredos, con una altitud de aproximadamente 1.500 metros sobre el nivel del mar. Esta posición le otorgaba un control visual sobre el Valle de Amblés y lo convertía en un punto crucial en las rutas de comunicación de la región. Las murallas de Ulaca, aunque no tan impresionantes en la vertiente sur debido a la naturaleza abrupta de la montaña, eran imponentes en el lado norte, diseñadas para resistir posibles ataques enemigos.

La extensión del castro es impresionante, abarcando unas 70 hectáreas, lo que lo convierte en uno de los mayores oppida de Europa occidental. Este tipo de poblados eran comunes en la región y servían como centros de actividad económica y social. Las excavaciones arqueológicas han revelado la presencia de unas construcciones viviendas de forma rectangular y edificaciones auxiliares, con una población estimada de entre 1500 y 2000 personas que podría duplicar su población en caso de amenaza o conflicto. En las pocas estancias que se han excavado se han encontrado una gran cantidad de objetos que proporcionan valiosa información sobre la vida cotidiana de sus habitantes.

Los monumentos rupestres, incluyendo el altar, la sauna, el torreón y la cantera; son indicativos de prácticas políticas, económicas, ceremoniales y religiosas en el castro. Se ha especulado sobre la posible orientación astronómica de algunos de estos monumentos, como el altar en el que se ha constatado que se celebraban sacrificios ceremoniales de animales, y las investigaciones continúan utilizando tecnología de georradar, para explorar el castro en busca de nuevas evidencias.

Además, se han encontrado evidencias de relaciones comerciales y sociales entre Ulaca y otros asentamientos de la península. Se cree que los oppida en áreas elevadas podrían haber tenido un papel de cierta capitalidad sobre poblados diseminados situados en zonas más bajas.

El declive de los oppida vetones en esta región se ha relacionado con cambios políticos y sociales en la península Ibérica durante el periodo de la conquista romana, entorno al año 50 a.C. Se ha sugerido que la gradual disminución de la importancia de estos asentamientos podría estar vinculada a la creciente presencia romana y a la reorganización de las comunidades locales en respuesta a esta influencia externa sin que mediara ningún conflicto bélico en su desarrollo.

El Castro de Ulaca es un importante yacimiento arqueológico que arroja luz sobre la vida de las sociedades prerromanas, que no diferían en mucho a la que se desarrolló en las zonas rurales de península Ibérica hasta la llegada de la mecanización en las labores agropecuarias. Su ubicación estratégica, su extensión impresionante, sus monumentos rupestres y sus hallazgos arqueológicos proporcionan valiosa información sobre la historia y la cultura de la región durante la Segunda Edad del Hierro. A través de una investigación continua desarrollada por el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, se espera seguir desentrañando los misterios de Ulaca y su papel en el pasado de los vetones, un pueblo celta que ocupó una gran extensión en zona central de la península.

Ernesto Cardoso

Vaélico, el vínculo con el lobo y los misterios de la iniciación

Las cofradías guerreras, arraigadas en la asunción de las feroces cualidades del lobo, se erigían mediante rituales religiosos, posiblemente acompañados de bebidas con atributos mágicos. Los relatos de los alaridos y aullidos descritos por autores clásicos como Apiano o Tácito, en referencia a los guerreros celtibéricos, sugieren una conexión con este estado de frenesí guerrero, obtenido a través de rituales donde el individuo incorporaba las habilidades del lobo.

Estas cofradías guerreras marcaban un período de iniciación, donde los aspirantes debían superar diversas pruebas para demostrar su idoneidad para ingresar. Se especula que las saunas halladas en territorios galaico, vetón y lusitano podrían haber estado vinculadas con estas ceremonias de iniciación.

Los miembros de estas cofradías eran considerados una élite, probablemente diferenciados por su atuendo u otros símbolos distintivos, conformando una suerte de «guerreros consagrados» al dios Vaélico, que los destacaba del común. Dada la asociación funeraria con el lobo, se sugiere que Vaélico podría haber sido el dios que guiaba a estos guerreros hacia el Más Allá, un honor reservado exclusivamente para estos guerreros consagrados.

Temporada 6. Capítulo 7Castro de Ulaca
Fecha de grabaciónfebrero de 2024
Duración2:10 minutos
Fecha de emisión27 de marzo de 2024
LocalizaciónVillaviciosa (Solosancho), Ávila. Castilla y León (España).
Imagen y sonidoErnesto Cardoso
Montaje y ediciónErnesto Cardoso
OpúsculoErnesto Cardoso
MúsicaCrowander
TemaEverlasting