Privilegia sunt leges privatorum, quasi private leges.
Habitando en la cotidianidad que convierte la vida en una espiral sin fin, a veces se asoman paisajes y gentes que parecen que han estado aletargadas desde sus comienzos, manteniendo un status quo perenne que llega hasta nuestros días.
Esos lugares que quedan por visitar y trastocan esta imagen preconcebida de la sociedad actual, son sitios recónditos en los que su rica historia nos traslada a un tiempo pasado en el que podemos imaginar sentirnos libres y evadidos de la realidad sin salir del mundo en el que vivimos.
Hasta no hace mucho perduraba uno en Asturias, una tierra recóndita y dura, a la que por derecho y valor de sus habitantes se le denominó El Valle del Privilegio. Desde tiempos del rey Bermudo III, y por espacio de ocho siglos, esta pequeña porción de tierra mantuvo un reconocimiento que se otorgaba a todos los nacidos en dicho lugar: El Privilegio, nobleza e hidalguía de nacimiento.
El Privilegio, ganado gracias a la nobleza del lugareño Manulfo Bellido en favor de su señor Pelayo Froilaz frente al rey Alfonso V; hizo que, por su servicio y honor, se le restituyese tras un injusto cautiverio la «Carta de Ingenuidad». Establecida a mediados del siglo X y firmada por Bermudo III, permitió que todos los habitantes de la zona se rigiesen por un sencillo reconocimiento: “…disfrutar de libre albedrío, habitar donde mejor quisiesen sin pagar a nadie sobre la fierra feudo ni tributo alguno, sino solo a Dios…”. El Privilegio solo obligaba a una ofrenda religiosa mediante un cirio, limosna a los pobres en honor del rey y una bestia que debía entregar una vez al año.
En tal situación, la vida de los lugareños dependía únicamente de las cambiantes condiciones de la tierra: de las copiosas nevadas que les aislaban durante meses, de la abundancia de la primavera en una tierra rica en pastos de alta montaña, del sol que cada día les saludaba desde primera hora, de la riqueza de bosques de hayas y robles, de la protección de altas cumbres de dura caliza que flanquea y defiende los bordes del terreno, de los veranos secos que permitían el paso por el desfiladero de la Estrechura, del comercio con las tierras norteñas del resto de Asturias o con las fértiles tierras de Babia, …
Tres asentamientos formaban y forman el Valle del Privilegio, Páramo, en el fondo del valle, recibe a los visitantes del desfiladero de la Estrechura. A ambos lados, colgados en las montañas, vigilantes aún estando casi despoblados en invierno por las duras condiciones de vida, se encuentran las aldeas de La Focella y la Villa del Sub. En la actualidad, pequeñas carreteras serpenteantes ascienden desde Páramo para comunicarlas. Apenas unas pocas casas enriscadas son testigo mudo del modo de vida de los habitantes de la zona que, desde las alturas, eran dueños de una la sensación de la libertad difícil de encontrar en ninguna otra parte.
En el presente, de El Privilegio queda poco más que el nombre, la historia, las leyendas de reyes y nobles, de hombres libres y siervos, de justicia en una tierra angostada al abrigo de las montañas; y un grupo de nobles hidalgos asturianos, la Unión de la Nobleza del Solar del Páramo de la Focella, que componen una de las más antiguas corporaciones nobiliarias de España.
¡Como no hablar de la naturaleza en su máximo esplendor que aún se rige en esta tierra al compás de las cuatro estaciones!, de los ríos y las fuentes; del Hayedo de Monte Grande, de La Puerca y la Congosta; de las brañas de montaña, de la Estrechura y la Cueva Güerta, de la Ferreirúa y Peña Ubiña, del vecino Trobaniello, Babia, Saliencia y el Camino Real de la Mesa. De una fauna rica y salvaje, donde los rebecos resisten los inviernos enriscados en lo más alto de las cumbres, donde el oso pardo aún mantiene su reinado, donde cada primavera el urogallo aún se resiste a abandonar sus últimos cantaderos, o también del lobo, cuyos aullidos aún se hermanan con el ruido del agua de la Cascada del Xiblu.
Quedan, aún, esas gentes afables y amigas, que se sienten orgullosas de vivir en una tierra dura, recordando su pasado y luchando por su futuro, en otro espacio temporal, con otras condiciones sociales, pero con la misma fuerza que hiciera antaño quién diez siglos atrás se levantase contra la injusticia.
Fran Ruiz
Temporada 1. Capítulo 24 | Hayedos de Teverga |
Fecha de grabación | 1 de mayo de 2019 |
Duración | 2:20 minutos |
Fecha de emisión | 14 de noviembre de 2019 |
Localización | Hayedos de Teverga |
Municipio | Páramo, la Focella. Asturias. España. |
Imagen y sonido | Daniel Agut, Ernesto Cardoso. |
Montaje y edición | Ernesto Cardoso |
Opúsculo | Fran Ruiz |
Música | Daniel Agut |
Tema | Extremarock |