Marismas, esteros, estuarios, rías, lagunas… Son diversos los humedales costeros que se pueden encontrar a lo largo y ancho del planeta. Los humedales, en general, se encuentran entre los ecosistemas más productivos y los que albergan una mayor biodiversidad, a escala global o, al menos, en comparación con los entornos donde se encuentren, pues en ellos se suele combinar la presencia más o menos prolongada agua, la acumulación de nutrientes y una geomorfología que favorecen los flujos de materia y energía lo que, en definitiva, produce unas condiciones ideales para que prospere la vida. Pero en el caso particular de los humedales costeros existe otro factor adicional que les enriquece más si cabe, tanto desde el punto de vista de la biodiversidad, como simplemente desde el punto de vista estético: su dinamismo. Y es que además de las variaciones estacionales que se pueden producir de manera más o menos acusada, como en cualquier otro punto de su misma latitud y condiciones climáticas, los humedales costeros suelen estar expuestos a la rutina diaria del vaivén de las mareas, lo que produce variaciones en el nivel del agua y con ello importantes cambios en las condiciones del medio y la disponibilidad de recursos (el mismo agua, acceso al alimento, refugios…), que son más o menos acusados según la morfología del terreno. A medio camino entre el mar y la tierra, existen además gradientes de salinidad del terreno y de sus aguas, que igualmente varían espacial y temporalmente, en función de las mareas, la distancia al mar o la morfología y características del terreno. Todo ello redunda en una gran diversidad de microambientes y, en definitiva, en una mayor biodiversidad.
En este contexto tan cambiante, hay unos organismos que responden de forma inmediata a este dinamismo, que aprovechan los abundantes recursos que ofrecen estos ecosistemas y, además, nos permite apreciar estos cambios y disfrutar de una manera especial estos espacios: las aves. Sin duda, su capacidad de vuelo ha sido el factor más determinante para que este grupo faunístico haya sido capaz de colonizar la práctica totalidad de los ecosistemas del planeta, siendo además un grupo especialmente diverso y adaptado a explotar una gran variedad de recursos. Como no podía ser menos, los humedales costeros resultan unos ecosistemas especialmente atractivos para las aves.
Son numerosas las especies que habitan en estos ambientes, muchas de ellas especialmente adaptadas a explotar algunos de los diversos recursos que pueden encontrar: fochas y patos que se alimentan de la vegetación de las orillas o bajo el agua; somormujos y cormoranes que pescan peces bajo el agua o águilas pescadoras que los atrapan con sus poderosas garras en la superficie; cigüeñas y garzas que con sus largas patas y cuellos pueden explorar las aguas someras en búsqueda alimento; aves limícolas que recorren ávidamente las orillas sondeando con sus particulares picos en búsqueda de pequeños invertebrados; multitud de paseriformes, muchos de ellos insectívoros, que se encuentran por doquier cazando sus pequeñas presas; o las oportunistas gaviotas, que aprovechan casi cualquier cosa para llevarse al pico.
Pero los humedales costeros no solo ofrecen alimento, sino también refugio y protección, ya sea en mitad de las láminas de agua, en lo más profundo de la vegetación palustre o en el alto de los árboles más elevados. Además, la presencia de agua, ya sea de forma abierta o embebida entre la vegetación, que está especialmente adaptada a estas condiciones de encharcamiento, ofrece una protección adicional contra la mayor parte de los depredadores terrestres. Por ello no es de extrañar que las aves encuentren en estos humedales numerosas opciones seguras para nidificar, para establecer sus dormideros o para pasar momentos críticos de su ciclo anual, como la muda, cuando algunas especies, como las anátidas, pierden temporalmente su capacidad de volar al renovar de golpe todas sus plumas de vuelo.
Todo ello explica la gran cantidad y diversidad de aves que podemos encontrar en los humedales costeros, pero retomando la cuestión del dinamismo, las especies que podemos encontrar en estos espacios varían mucho según la estación del año, y también a lo largo del día en función, por ejemplo, del estado de las mareas. Por supuesto que hay especies residentes que podemos ver a lo largo de todo el año, pero también nos encontramos especies estivales, que vienen a nuestras latitudes para reproducirse durante la primavera y el verano, pero que migran a sus cuarteles de invernada africanos cuando se acerca el otoño; especies invernantes procedentes de regiones más septentrionales, que les resulta suficiente llegar hasta nuestro territorio para pasar esta época tan desfavorable en sus lugares de origen; o aves que simplemente están de paso en sus rutas migratorias, pero que encuentran en estos humedales el alimento y descanso necesario para reponer fuerzas durante una breve parada y proseguir con su largo viaje. Y en el día a día, las aves se van moviendo de sus dormideros a las zonas de alimentación, muchas además pueden variar de unas horas a otras, en función de la profundidad del agua (que condiciona la accesibilidad a la comida para según que especies), generando un sincrónico movimiento al son de las luces y las mareas.
Las marismas de Santoña o Urdaibai, en la costa cantábrica; el Delta del Ebro o la Albufera de Valencia, en la mediterránea; el Estuario del Tajo o Doñana en la atlántica, son algunos de los principales humedales costeros de la península Ibérica, de importancia internacional por la diversidad y abundancia de aves que albergan, motivo por el cual se encuentran catalogados bajo diversas figuras de protección. Está claro que una de las mejores formas de conocer y disfrutar estos ecosistemas tan singulares, es acercarse a ellos a través de sus aves.
Eladio García de la Morena
Temporada 2. Capítulo 20 | Aves de humedales marinos |
Fecha de grabación | agosto de 2020 |
Duración | 2:59 minutos |
Fecha de emisión | 2 de octubre de 2020 |
Localización | Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Cantabria. España |
Imagen y sonido | Ernesto Cardoso |
Montaje y edición | Ernesto Cardoso |
Opúsculo | Eladio García de la Morena |
Música | Fireproof Babies/ ghost |
Tema | My happy little bass/ Reverie |