Azúcar

La naturaleza ya inventó el supermercado hace millones de años. El zorzal y el petirrojo, el corzo y el jabalí lo saben. También nosotros lo descubrimos cuando recolectábamos bellotas y hayucos, cuando no nos fiábamos de las cosechas de espigas o guisantes. Es tiempo de frutillas dulces, ácidas, amargas, acres, tal vez tóxicas. Los animales pequeños y grandes se preparan para el invierno, engordan, acumulan grasa, tienen por delante muchos meses de escasez y de frío mientras nosotros podemos ir al súper y llenar la nevera o imaginar la pequeña pesadilla inverosímil de un apagón que, por unas horas, quizá algunos días, nos corte el suministro de galletas de nata y cerveza. 

Iba a coger unos puñados de endrinas y escaramujos para infusionar en anisete seco cuando salió de la mata un zorzal y luego vi la cueva en la pared vertical del cañón. No hace tantos años nosotros estábamos ahí, en estos días de intemperie y azar, escasez y heladas por venir, necesidad de engordar, caza y recolección apresurada, temor, incertidumbre, fuego encendido con un pedernal y un hongo de yesca. Así que dejé las pequeñas frutas para los que necesitarán esa energía concentrada envolviendo una semilla. Algunas plantas necesitan que sus semillas pasen por el tracto digestivo de roedores o aves para poder germinar. La macrobiota, las bacterias con las que se impregnan esas semillas tras la digestión, luego proliferan por el suelo, alrededor del pipo, hacen solubles fosfatos, fijan nitrógeno e impiden que les ataquen hongos de pudrición que destruirían la diminuta plantita. También hay semillas que están recubiertas por una capa protectora durísima, casi invulnerable, que no podría abrir el germen de la planta por sí misma y necesita de los corrosivos ácidos de la digestión de los animales para que se debilite y luego, ya en el suelo, ya cagada, poder romperla.

Nosotros necesitamos debilitar también cierta costra, caminar por estas sendas en otoño para poder recordar lo que somos, animalillos con suerte, arrogantes con automóvil y jersey de fibra acrílica, omnívoros oportunistas adictos al azúcar refinado y al filete.

Pero las hambrunas eran cosa del Neolítico. Antes vivíamos en la salvajina del Edén. El cereal y Dios fueron poco de fiar aunque se pudiera almacenar mucho grano en años de bonanza y sacrificar un cabrito o un hijo en el ara roñosa, como Abraham, para que Dios no nos jodiera con sequías pertinaces, langostas, gomorras y diluvios.

Enseguida  algún capullo inventó a Shang Di o Kamisama o Yahvé o Allah o Jehová o Ahura Mazda o Elohim o Achamán o simplemente Dios y nos olvidamos de esta dichosa intemperie que era, de hecho, aquel mítico, añorado y salvaje Paraíso.

Ramón J. Soria Breña

Temporada 5. Capítulo 23 Frutas de otoño
Fecha de grabaciónOtoño de 2023
Duración1:48 minutos
Fecha de emisión22 de noviembre de 2023
LocalizaciónDistintos emplazamientos
Imagen y sonidoDaniel Agut, Ernesto Cardoso, Ramón J. Soria
Montaje y ediciónErnesto Cardoso
OpúsculoRamón J. Soria Breña
MúsicaCrowander
TemaBackyard