Canícula

Estamos en plena canícula, esos días de verano en los que el sol hornea los campos y la naturaleza ralentiza su ritmo, abrumada por las altas temperaturas.
Al parecer, el término canícula proviene de la constelación del Can, a la que pertenece Sirio, la estrella más brillante del firmamento. En la antigüedad, el comienzo de la época más calurosa del hemisferio norte coincidía con el momento en el que Sirio aparecía en el horizonte junto con el sol, sumando su calor al del astro rey y produciendo así los rigores caniculares, según la bella pero inexacta explicación que daban de este fenómeno nuestros antepasados. Hoy sabemos que los calores caniculares se deben, en realidad, a la elevada inclinación con la que la luz solar incide sobre nosotros en verano. Aunque esta es máxima en el solsticio, alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte, las temperaturas más elevadas del año suelen llegar unas semanas más tarde, ya entrado julio, y se extienden más o menos hasta mediados de agosto, cuando el sol deja de estar lo suficientemente alto para compensar con su calor el enfriamiento nocturno y las temperaturas comienzan a descender, encaminándonos hacia el otoño. Debido a la gran inercia térmica de los océanos en comparación con la superficie terrestre, los cambios térmicos en las zonas marítimas son más lentos que en las continentales, que se calientan y enfrían con más rapidez, siendo generalmente julio el mes más cálido en las zonas de interior y agosto en las costeras.
Hoy en día, debido a la precesión del eje terrestre, la alineación de Sirio con el sol ya no ocurre en la primera mitad de julio sino más tarde, pero el término canícula ha sabido resistir con tozudez a los caprichos de las leyes de la física y sigue utilizándose para referirse a la época del año en la que es más fuerte el calor.
A pesar del calor agobiante de la canícula, que invita a la inactividad y al letargo, si estamos atentos podremos admirar una naturaleza que se muestra a la vez recatada y bella, con una belleza madura y discreta, muy diferente a la de la descarada primavera, que no escatima en colores y olores para llamar la atención. Son días de campos bronceados, de buitres volando con pereza sin apenas mover las alas, de libélulas y caballitos del diablo merodeando sin rumbo fijo sobre las aguas del río. Días en los que las chicharras, estridulando a todo meter, se convierten en las dueñas sonoras de los montes, con su monótono, desapacible y casi infinito canto.

Andrés Chazarra

Temporada 4. Capítulo 16Chicharrera
Fecha de grabaciónJulio de 2022
Duración2:39 minutos
Fecha de emisión3 de agosto de 2022
LocalizaciónArmallones, Guadalajara, Castilla la Mancha. España
Imagen y sonidoErnesto Cardoso. Daniel Agut
Montaje y ediciónErnesto Cardoso
OpúsculoAndrés Chazarra
MúsicaDoctor Turtle
TemaLas slate of the roof
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