Tocamos el musgo suave, la suavísima piedra pulida, los helechos y ombligos de venus que crecen en las grietas por las que escurren hilitos de agua… En poco más de un siglo hemos cambiado un poco la piel de la tierra con nuestras minas, autovías, ciudades y cosas. También otros imperios disolvieron montañas y excavaron agujeros profundos para sacar oro o cobre, pero somos hormigas en comparación con el agua. La lluvia, los torrentes, los ríos, el hielo o la simple humedad ha disuelto cordilleras enteras, trazado cañones enormes, arado todos los valles y dibujado los horizontes del mundo. La Tierra tal como la conocemos la hizo el agua y lo nuestro es una cosa cutre de aficionados arrogantes que hasta pretendemos llamar Antropoceno a este basural de erosiones superficiales, extinciones idiotas, plásticos y suicidios por tubos de escape.
Así que hoy disfrutamos del agua que acaricia el granito, esta roca tan dura con la que hicimos escoriales, puentes y ministerios, esta piedra que el agua y la fuerza de la gravedad va puliendo y convirtiendo en arena. Nos gusta su sonido, su fuerza, sus ganas, su suavidad. También la pureza de un líquido que tres o cuatro kilómetros más arriba era hielo, nieve o lluvia. Está muy fría y la podemos beber. Disfrutamos al contemplar las cascadas. El comienzo de todos nuestros ríos es muy parecido, agua brava, libre y limpia que luego más abajo enmierdanos a conciencia e intentamos parar con muros de hormigón y cálculos económicos. Pero el agua juega en la liga del Gran Tiempo, ese que se mide en miles de millones de años. El agua del río Colorado que excavó el Gran Cañón nos dejó a la vista esquistos de dos mil millones de años de antigüedad. Estos arroyos alegres erosionan las montañas graníticas de Gredos que hace cuarenta y dos millones de años fueron elevándose hasta formar el Sistema Central y luego más abajo este mismo agua formó el amplio valle del Tiétar que ocuparon las primeras civilizaciones que hicieron con pequeños pedruscos, también de granito, dólmenes, verracos, sarcófagos, muros y dioses. Nada queda de aquellos y todo queda de estas torrenteras y gargantas que apenas han cambiado desde esos pocos cinco mil años iberos de entonces.
Hemos fabricado pasarelas y balcones para asomarnos con comodidad y sin peligro, hemos turistizado este espectáculo geológico pero deberíamos hacer turístico también lo de más abajo, el agua verde, el olor apestoso, el minucioso desastre consentido. Mostrar en un cartel divulgativo los miles de millones de años con los que juega el agua y los pocos cientos que hemos necesitado nosotros para sentirnos una “fuerza transformadora de la naturaleza” que apenas ha arañado casi nada, que solo dejará una leve cicatriz o ninguna cuando dentro de un millón de años los ríos y las cascadas sigan sonando igual, ya sin nosotros.
Ramon J. Soria Breña
Temporada 5. Capítulo 4 | Gargantas de la Vera |
Fecha de grabación | Diciembrede 2022 |
Duración | 2:47 minutos |
Fecha de emisión | 15 de febrero de 2023 |
Localización | La Vera. Cáceres. España |
Imagen y sonido | Ernesto Cardoso, Guillermo Soria |
Montaje y edición | Ernesto Cardoso |
Opúsculo | Ramón J. Soria Breña |
Música | Aufiorezout |
Tema | Solid heart |
Locución | Nazaret Cardoso |